Como empezó todo

Sebastián era apenas un pequeño que tenía 3 años, cuando su padre tuvo que abandonar su ciudad, por un asunto que hasta el momento todavía es un misterio. Nadie conoce el motivo, pero una mañana de invierno se marchó.

 

Antes de irse, Victor, el papá de Sebastián, le escribió una carta confiando en que en algún momento la leería. Eso "si es que alguien no lo impedía". Por eso buscó un escondite para guardar la carta, pensando que cuando Sebastián cumpliera sus 9 años, descubriría la carta y ahí se le revelaría un gran secreto.

El descubrimiento

Sebastián cumplia 9 años, siempre tuvo un buen recuerdo de su padre, pero le entristecía no tener noticias de él. Recordaba cuando salía a caminar con su padre todas las tardes, hasta llegar al bosque y que había un viejo roble con un gran hueco y ambos jugaban, reían en torno a él.

Este día de verano en que cumplía 9 años decidió ir al bosque para recordar a su padre y mandarle un abrazo en donde quiera que se encontrara y que el gran viento se lo hiciera llegar.

Al entrar al bosque se encontró con el gran roble, quizo treparlo y su pie se atoró en el hueco, de repende se encontró con su cara en el hueco del gran roble y observó algo muy extraño, un pequeño envoltorio muy bien protegido, Sebastián lo abrió con cuidado y vió que era una carta y en el sobre decia:

FELIZ CUMPLEAÑOS.....Sebastián

PAPA Victor

Su corazón latió con rapidez, percibió el aroma del bosque con gran intensidad, su piel se impregnó de la textura de la madera, sintió una profunda felicidad.

Salió del hoyo del roble y empezó a leer con mucho cuidado, respeto y amor.

Hijo, sé que muy pronto vamos a encontrarnos, tuve que salir porque era importante para todos, pero mi cariño siempre ha estado contigo y mamá. 

En este cumpleaños te tengo un hermoso reglalo. sé que estás en el bosque, sabes en este bosque hay un gran y maravilloso secreto que te voy a revelar.

-Sorpresivamente, un viento inesperado sopló con tal intensidad, que desprendió la amada carta de las manos de Sebastián y voló, voló, voló hasta perderse de vista, Sebastián apenas podía caminar el viento detenía su paso. Cuando la ventisca cesó Sebastián desesperado no pudo contener las lagrimas que empezaron a brotar de sus ojos, la carta de papá, gritaba, ¡¡la carta de papá!!

 

 

Sin embargo en una rama del roble vió aparecer a un imponente buho, y él sintió que le decía: No llores vuelve mañana. y Sebastián recordó que cuando caminaba con su padre por el bosque se detenían a contemplar las rocas, las plantas, las hojas, a los animales y lograban vivir una gran experiencia todos juntos. Y su madre siempre le ha contado historias muy lindas sobre los animales y los seres del bosque, asi que Sebastián entendió. Debía regresar al día siguiente.

Asi que emprendió su camino de regreso y de repente, así como sintió que la carta le fue arrebatada de sus manos, sus pies se hundieron en un espacio lodoso y ¡¡cataplúm!! cayó y sintió un terrible golpe en su rodilla derecha, AUCH!!! con dificultad se levantó, pero comprendió que algo estaba pasando, ALGUIEN, no quería que él supiera lo que su padre le dejó escrito en esa carta, y ahora empezaba una gran busqueda y tenía que aprender a distinguir con claridad quiénes serían sus aliados y quiénes sus enemigos.

PARTICIPA CON NOSOTROS EN LA PRIMERA ACTIVIDAD

 

Al día siguiente

Sebastían se levanta muy temprano, está muy nervioso sabe que ha iniciado una gran aventura.

Asi es, era un hermoso día de verano, en los árboles todavía se podían observar los frutos y los rayos del sol iluminaban el derredor sabía muy bien que debía ser muy cauteloso y estar muy atento a todo lo que ocurría.

Sebastían eligió entrar para encontrarse con su gran amigo el roble, su mamá le ha contado que los robles son unos grandiosos árboles que nos dan protección.

Asi que saludó y admiró al gran roble, caminó dirigiendo sus pasos hacia el este y sorpresivamente observó que sentada sobre una roca que asemejaba una tortuga, cosa que le agradó porque le recordó a Casiopea la gran amiga de Momo. Sí ahi sentada estaba una noble señora que todos conocemos como Doña Martina,y ella conoce muchas plantas y sus remedios.

Sebastiám se acerca y dirigiendose a Doña Martina le dice:

-Hola, ¿cómo está usted, cómo se encuentra?

-Ah, Sebastián muy bien, estoy disfrutando de los rayos del sol, contemplando este azul del cielo, hoy no se ven nubes,

¿ya lo observaste?

-Sí, eso mismo me llamó la atención.

-Es el mundo que nos rodea, el mundo que está en nuestro derredor y podemos contemplarlo. Pero dime Sebastián que te trae por acá.

-Lo que sucede es que ayer descubrí una carta que mi papá me dejó bien guardada en el hoyo del gran roble, pero cuando la estaba leyendo ¡¡fuuu!!! el viento me la arrebató de las manos y el buho del gran roble me dijo que regresará hoy. Usted podría ayudarme a encontrarla?

-Probablemente sí, tu padre es un hombre muy querido y respetado por todos los que amamos y cuidamos este bosque.

Dime ¿qué fué lo último que pudiste leer en la carta?

-Que me iba a revelar un gran secreto.

-Ah pues ese es el punto, tu debes de saber que para comprender los grandes secretos es necesario apreciar la belleza del mundo. Y seguro que tendrás que aprenderlo correctamente para que cuando leas el secreto lo comprendas.

-Sabe yo sentí que algo o alguien me quitaba la carta que no quería que yo la leyera.

-Eso es muy muy probable, querido Sebastián existe la envidia, un terrible sentimiento que nos ha traído muchos males, sin embargo ten confianza la fuerza de tu corazón, te ayudará, estoy segura.

-Y, ahora ¿que cree que deba yo hacer?

- Hay que buscar al ermitaño y solo preguntale si ha encontrado tu carta... Y, Sebastián siempre que necesites hablar con alguien o algún consejo ven a buscarme seguro me encontrarás.

 

 

Sebastián se dirigió en busca del ermitaño, caminó y caminó, y no lograba verlo, se sentía ya cansado, tenía hambre entonces miró el cielo buscando algo que le diera una pista, vió cruzar a unas palomas y decidió tomar el mismo rumbo hacia donde las había visto que se dirigieron, y cuál sería su sorpresa que de pronto pudo ver al ermitaño del bosque frente a él.

Con la voz entrecortada Sebatián le dijo:

-Muchos saludos, ¿cómo se encuentra usted?

-Oh, Sebastián, me encuentro bien, de hecho he pensado en tí.

-Y..¿por qué?

-Creo que andas buscando algo que se te perdió

-¡Sí! usted tiene mi carta

-No Sebastián yo no la tengo, pero la ví

-¿En dónde? ¿Quíen la tiene?

-En reaidad es un misterio, yo la vi pasar, el viento la guiaba hacia la cueva del espejo.

-Oh, no, hacia la cueva del espejo, y yo ¿cómo podré entrar ahí?

-No intentes hacerlo solo, aún es verano, ve a buscar a Duma una de las guardianas del bosque, la encontraras en la zona del sur del bosque, recuerda que debes hacerlo por la mañana, ahora ya es tarde y en unas horas estará obscuro.

-Así lo haré, muchas gracias por su gran ayuda

-Y recuerda Sebastián somos amigos y cualquier cosa en que pueda ayudarte, no dudes en pedirmelo.

-Gracias, hasta pronto.

 

Al día siguiente, Sebastián camina por la calle y al ver a uno de sus vecinos, Sebastián le dice:

- Sr. buen día, ¿Cómo se encuentra?

- Ah, Sebastián muy bien

-Sr. puedo hacerle una pregunta

-Por supuesto.

-¿Usted conoce a Duma, la guardiana del Sur de nuestro bosque?

-¿A Duma?, ¿del bosque?, no Sebastián, mira por que no mejor te conigues unos videojuegos y así puedes pasar un buen rato, y luego pues coneguimos otros más emocionantes... Pero bueno, ya me voy se me hace tarde tengo que llegar al banco.

-(Sebastián piensa) ....los hombres grises ya han estado hablando con mis vecinos.

-Hasta luego  señor.

Sebastián comprendió que dificilmente sus vecinos podrian darle alguna referencia y se encaminó hacia el bosque para entrar por el Sur, pero, no estaba muy seguro de donde estaba el sur.

PARTICIPA CON NOSOTROS EN LA SEGUNDA ACTIVIDAD

 

Sebastián pensó y dijo, bueno una brújula me sirve para orientarme, pero ahora no tengo una brújula, necesitaria un corcho, una aguja imantada y un recipiente con agua para construir mi brújula, pero tampoco tengo eos elementos aquí, mmmm, ya recuerdo por donde sale el sol es el Este, si coloco mi brazo derecho hacia donde sale el sol, frente a mí está el Norte, entonces atrás de mi está el sur.

-¡Ya sé por donde encontrar el Sur del Bosque!

Y así Sebastián se encaminó hacia el Sur del Bosque